Escribe Salomón Reyes

En diciembre de 2023 estaba exhausto y casi depresivo. Me habían rechazado mi película de 17 convocatorias y comencé a dudar si el proyecto valía la pena. El momento era tan oscuro que se prestaba para derramar una cerveza de cualquier color. Lo que si pasó es que después de tanta negativa, mis expectativas con respecto a esa película, estaban por el piso.

Para evitar caer en un estado más lamentable, ocupé mi mente en otros proyectos y cuando al fin conseguí sacudirme la frustración, retomé el proyecto y me puse a trabajar en la musicalización y el subtitulaje de la película pero mientras lo hacía sin presión y sin prisas, pensé en ese dilema que a los artistas cada tanto nos atormenta. ¿Para qué hacemos lo que hacemos si hay tanto rechazo en el proceso?

En breve tendremos otra edición de la Semana de la Cerveza y cuando se anunció el line up 2025, volví a leer y a ver videos en donde se reflejaba la bronca y el malestar que se repite cada año. “No se han incluido artistas locales” aunque en realidad lo que se quería decir es: “No me incluyeron a mí”. Este tipo de declaraciones no son exclusivas de Paysandú, las he leído en Salto, en Montevideo y hasta en el extranjero.

El reclamo tiene sentido si se parte del supuesto, que se trata de un evento financiado y auspiciado principalmente por el gobierno o los gobiernos departamentales. Puede parecer lógico que una grilla incluya siempre al talento local pero no es así de sencillo. Antes que alguien me lo haga notar, recordemos que hubo ediciones pasadas de la Semana de la Cerveza, en donde no sólo se incluyeron sino que se promovió la inclusión de los artistas sanduceros. ¿Se acuerdan de esas noches temáticas de cumbia, rock y folklor? Aun así, estoy seguro que en esas ediciones, varios artistas también quedaron fuera de la programación. La contradicción de la inclusión es que nunca es total.

Ahora, por más violento que suene, pasemos al otro lado del mostrador. En rigor nadie tiene la obligación de seleccionarte o incluir tu obra en su evento aunque, sí tiene un compromiso moral y de educación, de darte una explicación por no haberlo hecho, si has realizado tu postulación. En los festivales de cine se estila una carta que incluye la frase: “hemos recibido proyectos de mucha calidad (incluyendo el tuyo, obvio) pero el espacio de programación es limitado.”

Pero volvamos a donde quedamos. El artista cuando decide serlo asume, aunque no lo sepa en ese momento, un riesgo latente de ser excluido. Es una condición cruel y para decirlo en criollo, la más jodida de la condición del artista.

No hay nada más doloroso que pensar que tu trabajo no es valorado y si eres de los que acumulas rechazos consecutivos, hasta puedes pensar en tirar la toalla y abandonar una carrera tan inestable y poco estimulante. Por otro lado, también puedes explorar el camino del reclamo y producir actos que demuestren tu inconformidad, como el video cervecero de Catherine Vergnes que al mismo tiempo y suponemos que ella lo sabía, llevaba el riesgo de ser interpretado como un berrinche o por lo menos una salida destemplada. Si hay alguien que ha sido beneficiada por la programación de la Semana de la Cerveza a lo largo de sus ediciones, ha sido ella y acá, entramos en un tema esencial, la plata que hay en juego.

La plata es uno de los más grandes alicientes que nos anima a seguir en esto de la artisteada. Claro que podemos declarar de forma pública que lo que más nos interesa es dar a conocer nuestros trabajos y obtener el reconocimiento del público local, y hasta que sos más sanducero que el Chajá. Todo eso suena bonito pero no seamos ingenuos, también nos interesa obtener el presupuesto de la Semana de la Cerveza, un presupuesto que quizá no tenga manera de conseguir a lo largo del año.  ¿Esto es malo? Claro que no, todo lo contrario, el artista debe luchar con todas sus fuerzas para que se ponga en valor económico su trabajo pero no hay que rasgarse las vestiduras ni hacerse mala sangre cuando eso no ocurra, porque en un país donde las oportunidades escasean y además todos se conocen, la rueda sigue girando y con seguridad volverás a encontrarte con los que toman decisiones y quién puede negar que después de 10 rechazos, algún día venga el sí tan esperado. Por eso como artista no debes poner todas tus canicas en una misma apuesta. Diversifica y amplia horizontes. Muevete como dice el refrán: “Si aquí no me quieren, me voy con la música a otra parte.”

No pierdan tiempo quejándose ni derramando cervezas, sigan trabajando y buscando esos espacios donde los aprecian, donde quieren escucharlos, donde pueden sentirse plenos. Comencé hablando de los rechazos porque tengo la convicción que en ese acto de recibir negativas está precisamente el milagro de la carrera artística y en la medida que entiendes lo que haces y aprendes a resistir y a persistir, es como das los pasos efectivos para mantenerte en el tiempo y consolidar tu carrera y llegado el momento, facturar lo que mereces.