En este primer mes de gobierno uno de los puntos que más ha estado sobre la mesa es el número del déficit fiscal y las distintas interpretaciones del mismo, incluso mostrándose números distintos según que dato se quería resaltar o que película se quería contar.
Lo primero para analizar es la situación actual, es saber antes que nada cual es el dato oficial del déficit fiscal a febrero de 2025, siendo este el último mes del gobierno anterior:
Según la información publica en la siguiente tabla generada por el MEF, se nos muestra que el déficit fiscal a febrero 2025 fue de 4,3%.
Si miramos la situación hace 5 años atrás, en febrero del 2020, el número final del déficit coincide con el presentado en este año, 4,3%, considerando el mismo dato depurado.
En definitiva, y siendo claros en que se utiliza el mismo criterio de considerar el dato del Sector Público Global, si comparamos ambos meses de transición de gobierno, el déficit fiscal entregado por el Frente Amplio en 2020 y el entregado por el Partido Nacional en 2025 fue el mismo, 4,3%.
Esto sin duda nos permite esbozar las primeras conclusiones:
- Quien argumentaba que el déficit fiscal entregado en 2020 era preocupante, sobre el del 2025, no puede sino, volver a poner alertas.
- Que la promesa electoral de reducción de gasto público, no se llevó a cabo.
- Y que si hubo reducción de gasto en estos 5 años en áreas sensibles (Educación, Salud, Vivienda), entonces la expansión del gasto se dio en áreas menos sensibles (Defensa, Transporte).
Ahora, el análisis del debate público no se queda solo en el dato del déficit fiscal, y se pone sobre la mesa el análisis de las deudas flotantes, comparándose la entregada en febrero 2020 y febrero 2025. Es en ese sentido que la misma era de $ 4.877:810.000 en 2020 y en este cambio de gobierno la misma ascendió a $20.766:153.000, o sea, la misma se multiplicó en 4,25 veces la existente hace 4 años.
¿Qué significa que una deuda sea flotante? Esa situación se da cuando los organismos realizan determinada actividad o gasto, y que ese gasto por el trámite de los mismos no se ha imputado a dicho periodo y por tanto no se ha pago, esto sin duda genera que el déficit de ese periodo no lo considere.
Si la deuda flotante se mantuviera constante, esto no sería un problema, pero este salto de 4,25 veces es un importante llamador de atención, ya que la misma implica un 0,6% del PBI. Por lo tanto, si se considera el mismo, el déficit fiscal entregado por este gobierno hubiera ascendido al 4,9%, haciéndolo sin duda una realidad más alarmante aún.
Entre los organismos que tienen una expansión más significativa de la deuda flotante se encuentran el MIDES, MTOP, ANEP, ASSE, entre otros casos.
Considerando este dato, sin duda que la realidad que nos presentan las cuentas públicas es preocupante, ya que esta expansión en la deuda flotante nos condiciona sin duda el gasto público de los próximos meses, al menos hasta la aprobación de un nuevo presupuesto.
Por último y para cerrar el análisis del tema es importante ver cuál es la situación de endeudamiento de nuestro país.
En ese sentido al cierre del 2019 el reporte de deuda bruta del gobierno central ascendía a 53,3% del PBI, mientras que su deuda neta era de 49,5%, mientras que en 2024 esos datos son de 57,2% de deuda bruta y 53,3% de deuda neta, mostrándose así que en estos años de gobierno el endeudamiento se expandió.
En definitiva, la situación de febrero de 2025 es más compleja aún que la de febrero del 2020, ya que el gobierno no solo no cumplió con reducir el gasto público, expandiendo el mismo y empeorando el indicador de déficit, sino que además, con un gasto peor, la composición del mismo tiene menor incidencia en áreas socialmente sensibles, y mayor peso en áreas como Defensa o Transporte.
Sumado a una deuda flotante que se disparó, pareciendo así querer pasarle una papa caliente al gobierno que ingresó en marzo pasado; todo esto con una agravante de una deuda mayor a la existente años antes, lo que hace que el margen de maniobra del gobierno entrante sea aún menor.
Con este panorama el gobierno de Orsi deberá maniobrar, debiendo sin duda priorizar las áreas más sensibles, ya que en economía el dinero es finito y más si consideramos el panorama que se recibe, en un país con demandas infinitas y muy necesarias.
Sin duda que lo que quedó no es para nada una Ferrari, ni funciona de maravillas, es un auto con dificultades, que necesita de algunos arreglos, pero que anda, avanza a nivel de crecimiento bajo, a poca velocidad, por lo que el desafío del gobierno de Orsi es doble, por un lado corregir el gasto para que se modere el déficit priorizando las áreas más sensibles y ampliar las tazas de crecimiento para poder así crecer y distribuir mejorando la calidad de vida de los que tienen menos.
En definitiva, no va a reventar una bomba como se nos dijo en su momento en 2020, pero si el gobierno de Orsi recibió el mayor déficit fiscal de los últimos 35 años, algo muy diferente a lo que se nos dijo por el anterior gobierno en el periodo electoral, y esto requiere sin duda un trabajo serio que permita atender las principales necesidades de los uruguayos sin morir en el intento, algo que con la situación financiera actual será complejo.
Cr. Emiliano Molinari.