Después de varios días de silencio y con la espuma del escándalo ya bajando, Andrés Klein, ex Secretario General de la Intendencia de Paysandú, habló en exclusiva sobre su desvinculación, en una entrevista cargada de emoción, reproches y nombres propios de la radio Felicidad, realizada por Víctor Hugo Acosta.
“Estaba muy enojado. Con el sistema, con esa parte de la política que es una basura”, disparó Klein, quien asegura que su accionar fue tergiversado por sectores con intereses internos. La polémica surgió luego de que se viralizara una foto suya participando en un acto político del Partido Colorado, supuestamente usando un coche oficial.
Klein explicó que estaba cumpliendo funciones laborales, en una gira para atraer inversiones vinculadas a la cría de aves. Admitió que participó en el evento colorado, pero aclaró que no se trató de una actividad netamente partidaria y que el vehículo utilizado formaba parte de su rutina de trabajo. “Si detenerme media hora es un error, entonces cometí ese error”, expresó.
En una de las partes más tensas de la entrevista, Klein reveló que la foto que desató el escándalo fue tomada por un integrante de su propio partido, a quien identificó como Carlucho Moreno. “Todo el mundo lo sabe. Lo hizo y salió a festejarlo”, afirmó.
Respecto a su salida, fue tajante: “Me sacaron para descomprimir la situación política. Fue una decisión de común acuerdo con Nancy Núñez”. Según él, la presión vino desde la bancada del Partido Nacional, alineada con el intendente Nicolás Olivera. Incluso, señaló que el director de administración de la intendencia forma parte de la lista del diputado oficialista.
En el cierre de su intervención, Klein defendió su integridad y reafirmó su lealtad al Partido Colorado: “No me vendo ni por un cargo ni por una dádiva. Siempre fui colorado y voy a seguir siéndolo.”
Funcionarios en fuga, miedo institucional y contratos opacos: radiografía de una intendencia en crisis
El clima dentro de la intendencia, tras un cambio de mando reciente, se puede describir según lo narrado por el ex jerarca con una sola palabra: desolación. “Entramos en bola”, expresó, relatando que al asumir encontraron más de la mitad del personal de licencia o con certificaciones médicas. “Quedamos cinco para toda la intendencia. Nadie quería trabajar con nosotros. Había pánico”.
Según el testimonio, el miedo no era casual ni espontáneo. La raíz parece estar en la gestión anterior, encabezada por Olivera, cuya sombra continúa proyectándose en la dinámica interna. “Hasta hoy los funcionarios le tienen miedo. Se pasa lista en la 51. Te controlan quién va y quién no, porque después vienen los cargos”, denuncian.
Las acusaciones van más allá del clima laboral: apuntan directamente a una red de control y manipulación de los puestos de trabajo públicos, donde los ascensos y asignaciones estarían ligados a lealtades políticas y favores previos.
En este contexto, emergen nombres como el del Cr. Thomasset, quien fue señalado como el verdadero poder detrás de la administración económica. “Respondía a Olivera. Claramente”, afirman, subrayando que hasta hubo compras básicas -como papel higiénico o agua- que se demoraron semanas, al punto que algunos funcionarios pusieron dinero de su propio bolsillo para poder trabajar.
Otro foco de controversia: la Semana de la Cerveza, el evento insignia de la región. La organización del mismo se califica como “compleja y fácilmente manipulable”, debido a la cantidad de dinero que se maneja y los vínculos con proveedores y managers. “No se hizo nada raro en esta edición, pero que se puede, se puede. Yo negocié con todos los artistas, personalmente. No me llevé un peso, pero sé cómo funciona”.
También surgieron cuestionamientos sobre presuntas ganancias indebidas del esposo de la intendenta, Carlos Tournaben, por su cercanía con el ámbito musical. Aunque el entrevistado lo desmiente, reconoce que “se dicen muchas tonterías”.
Por último, se hace referencia a una investigación interna que comenzó por una denuncia recibida un viernes por la noche y que, según quien narra, desencadenó su separación del cargo al lunes siguiente. “Nos estaban escondiendo cosas”, denuncia, sin entrar en detalles pero dejando entrever una posible represalia institucional por su intento de transparencia.
En medio del caos, rescata la labor de un equipo técnico que, asegura, ha trabajado con compromiso a pesar de las condiciones adversas. “Gente muy bien, con otras oportunidades afuera, que eligió quedarse. A ellos se les escondieron cosas también”.
La intendencia, al parecer, no sólo necesita administrar, sino también reconstruir su propio tejido interno.