Ayer se llevó a cabo una sesión especial en la Junta en homenaje a Daniel Durán del Campo. A continuación la exposición realizada por Mauro Goldman, compañero de la natación Máster de Daniel y presidente de club Remeros.
El deporte enseña y cura
La primera imagen que se me viene de Daniel es cuando una amiga me dijo, mirá que Durán está llegando. Se trataba de la travesía que unía Colón-Paysandú que Daniel la hizo en mucho menos tiempo de lo previsto. Salí raudamente, recorriendo las 6 o 7 cuadras que separan mi casa del club. Daniel pudo cumplir el desafío satisfactoriamente. Un detalle de esa jornada, durante todo el día la gente fue hasta la playa del club esperando a Daniel que llegó mucho antes de lo previsto.
La travesía significó más que un reto, un desafío deportivo, fue la posibilidad de recaudar fondos para recuperar el club a través de una cuenta en una red de cobranza.
Una patriada que se la jugó casi en solitario Daniel, como suele pasar. Pero plantó la semilla.
Con esos fondos se acondicionó la fachada de la terraza del club; Daniel quería venir nadando y que se pueda divisar con claridad el salón social del club, su frente.
Fue una gota en el río de necesidades que tiene el club pero sin la gota no hay río. Todas las gotas importan y van llenado el vaso.
Tan esencial como el aporte que cada uno pueda hacer desde cualquier lugar para mejorar nuestra comunidad.
Me acuerdo cuando le comenté la idea de las alcancías a Daniel y le encantó. Por diferentes motivos no se llevó a cabo. O esa idea de la piscina olímpica que alguna vez transmitió.
Siempre me alentó a participar, a involucrarme en la institución en estos tiempos que no abundan los dirigentes, pero si muchas personas dispuestas a ayudar, a dar una mano. Lo podemos palpar a diario.
Cuando desde el club le insistimos a varios ediles por el reconocimiento a Daniel Durán del Campo -iniciativa que presentó por primera vez el edil Francis Soca- lo hacíamos en el entendido de dejar de manifiesto los valores que encarna el deporte y que mejor representante que Daniel, que con sus jóvenes 86 años lo vemos a diario en el club haciendo su rutina al mediodía en nuestra querida piscina Tomás H. Indart.
También nos encontramos periódicamente con Daniel en las diferentes competencias que sirven para confraternizar, para hacer amigos en la natación, para mejorar nuestras marcas también, la menor de las veces en nuestro caso.
En nuestra tarea de dirigente estamos haciendo lo que hacen ustedes, cada uno desde su lugar, militar por causas nobles, por causas sociales, por cuestiones colectivas que a veces por ser de todos no son de nadie pero alguien o algunos se deciden a tomar la posta y a creer en los sueños. Y para soñar hay que soñar en grande.
Hay cosas lindas que pasan por la enorme gratificación que significa que varias escuelas hayan ido este año al club, algunas de Esperanza, de Porvenir, chicos que en algunos casos no conocían una piscina climatizada.
Además tener una escuela de natación y de basketbol con casi 100 chiquilines que aprenden el deporte, en convenio con la intendencia.
También han pasado por nuestras instalaciones la policía, el Batallón, Prefectura, Cooperdi.
Es muy importante el deporte en la sociedad, sin club no hay deporte como uno quisiera, sin deportistas no hay club.
117 años cumplirá club Remeros el próximo 1° de enero, cuna de campeones me decía Andrés alguna vez cuando retornábamos de alguna competencia. Es un orgullo escuchar esa frase y además un compromiso.
Cuantas historias, cuanto talento, cuantos deportistas llevando lo más alto la enseña del rombo blanco, por el mundo, en Sudamericanos, Juegos olímpicos.
Medallas en JJ.OO. a través de Rodríguez-Cejas y Rodríguez-Jones.
Destacadas participaciones de otros remeros y de nadadores de la talla de Ana María Norbis y Carlos Scanavino.
En tenis formando también muchos gurises que luego han tenido proyección, como “Toto” Llanes hoy.
Club Remeros Paysandú supo ser un club ganador en la natación, hasta los ´60, ´70 y comienzos de los ´80, dominaba el panorama nacional del deporte.
En mi vida Remeros fue ofrecerme una beca en la escuela uno y haberla aprovechado.
Antiguamente me comentaba una ex nadadora, “mis amistades no eran las del liceo, las del inglés, mis amigos eran los del club”. Porque se pasaban horas, muchas horas en el club. Una especie de segunda casa. 
Es sentir la necesidad de devolverle al club con trabajo, ideas, dedicación y sobretodo con mucho amor. Si algo te toca el corazón en la vida, eso es importante, es señal que valió la pena vivir la vida.
Las sociedades crecen por el trabajo, las ideas, los aportes de un sinnúmero de invisibles grandes personas, que día a día, desde el anonimato construyen, crean y sueñan un mundo mejor.
El deporte no solo es una herramienta de inclusión social que puede sacar a los gurises de la calle y alejarlos del tabaco, de las drogas y del alcohol. El deporte te hace sentir que eso que tanto te gusta hacer ya no podés disfrutarlo por culpa del tabaco, las drogas y el alcohol.
El deporte es una actividad que enseña y cura nos dice Gonzalo Bonadeo en su libro Pasión Olímpica.
Agrega el periodista, “puedo decir con absoluto conocimiento de causa que uno piensa mejor después de hacer deporte”. Lo suscribo.
El que enseña el espíritu del deporte enseña para siempre nos dice alguien de aquí nomás, Julio Damico.
La última de mi parte y a modo de reflexión: Si no vivimos para servir no servimos para vivir.
A Daniel, a la natación, a club Remeros, larga vida!!
Muchas gracias!
*Mauro Goldman, presidente Club Remeros Paysandú, 8 de diciembre de 2016.
El escrito fue leído en la sesión especial de la Junta llevada adelante el pasado jueves 8 de diciembre.
Mauro Goldman, presidente CRP.
