Juan Castillo, el secretario general del Partido Comunista de Uruguay, estuvo por nuestra redacción el domingo pasado, cuando los comunistas locales celebrarían, algunas horas después, el 97 aniversario de su Partido en Tacuarembó.

Por Miguel A. Olivera Prietto

LaOtraVoz Tacuarembó

Obrero de origen, entre otras cosas fue dirigente nacional de PIT CNT, Director de Trabajo del MTSS, fue presidente de Rampla Juniors de Montevideo, y desde el último congreso de su partido, es secretario general del Partido Comunista uruguayo, actividad a la que se dedica full time.

Con Castillo hablamos de nuestro país, de las variables que existen en la cadena productiva, de las contradicciones.

-Sabés, el Partido Comunista del Uruguay era un bastión de la cultura uruguaya, podríamos nombrar a varios pero no es necesario, los tendrás presentes. Después de la dictadura, aún, pero luego la fue perdiendo. ¿No se ha tornado muy obrerista el Partido, perdiendo ese sector de clase media que lo complementaba?

Es posible, normalmente, que todavía tengamos muchas zonas que tenemos que analizar, y aplicar la línea del Partido. No tenemos empacho de decir que el vínculo con la cultura, y un poquito más, el vínculo con la intelectualidad, es una de las cuestiones que a nosotros nos preocupa muchísimo. Lo digo como comunista, pero este es un problema de la izquierda uruguaya en general. Si dijera que el Partido perdió vínculos, contactos, referentes, y que los tiene el resto de la izquierda… podríamos decir que alguien tomó nuestra tarea. El problema que nosotros analizamos, es que se ha perdido el vínculo de toda la intelectualidad, de toda la cultura, con los sectores políticos de izquierda de nuestro país, y nosotros sentimos esa falta, esa necesidad.

Es parte de los debates en el seno del Partido, y venimos saliendo de dos décadas de discusiones en la interna, muy fuertes, y también muy ricas. Hay contradicciones, pero no hay que olvidarse que a fines de los 80 y principios de los 90, había quienes renegaban de la necesidad del PCU. Parte de la dirección del Partido, como también militantes, se alejaron de la vida orgánica, y hubo que recomponer, trabajar, mantener una línea de compromiso con nuestro pueblo, particularmente desde la visión de la clase obrera. Pero ojalá no hayamos caído en esa concepción obrerista, porque necesitamos hacer política desde una concepción de la clase obrera hacia el conjunto de nuestro pueblo, y tiene dentro de todos ellos, unos aliados privilegiados, la gente de la cultura, del arte, de la actuación…

 Para una concepción burguesa, estar en un cargo público importante, un legislador, un director, sería el summum de la política. Sería la cúspide, que para algo hicieron carrera y consiguieron mil o cien mil votos. Sin embargo, al salir de sus lugares, como Oscar Andrade del Parlamento y vos del MTSS, en cargos importantes, fundamentales… yo me pregunto: ¿Por qué fueron ustedes necesarios? No digo que se hable mal de los compañeros, pero ¿hubo falta de relevos? Disculpa que te haga esta pregunta tan directa…

Está bien. Nosotros estuvimos razonando en distintos momentos y tiempos cosas bastante parecidas. Con Lorier, con Marina Arismendi, la dirección del Partido en su conjunto evalúa siempre el destino de los cuadros políticos, donde y en qué momento debemos aportar. Capaz que a mí me resultara más fácil analizar lo de Oscar Andrade, y que capaz que él viene y ante la misma pregunta va a analizar la mía…

 Pero entonces decime qué pensó el Partido…

Bueno. El Partido en su conjunto evaluó positivamente el rol de los dos. Quiero decir que capaz que son muy generosos con nosotros, pero han valorado muy bien el papel de Oscar Andrade en el Parlamento y nosotros al frente de la Dirección de Trabajo. Pero nosotros tenemos una concepción, nunca peleamos por un cargo para nosotros. No era un problema. Los objetivos del Partido Comunista, su concepción, su desarrollo, no está ligado a la necesidad de ocupar un cargo político, a su vez, desde un puesto de lucha quizás podamos aportar más a los objetivos que se enmarca el Partido. Se ha generado la discusión que si la función de Oscar Andrade en el Parlamento no era más importante, pero no es la misma opinión dentro del Partido.

Es la primera vez que me lo preguntan de forma tan directa y yo lo puedo decir de la misma forma, públicamente, porque Oscar Andrade es un cuadro que nos rinde bien en los dos lados. Ojalá tuviéramos más cuadros de similares características, porque es un compañero joven y estudioso, joven y de buen nivel intelectual desde un punto de vista que puede debatir y discutir en cualquier ámbito. Jugó un papel destacadísimo en el Parlamento, soy de los que lo hubiese preferido allí. Pero no es por esto que al volver a la dirección de su sindicato (SUNCA), por el que siente una empatía tan fuerte, y compromiso tan directo, también está jugando un rol destacado, porque está saliendo de una organización para trasladar esa concepción de clase al resto del movimiento sindical. Eso nos parece muy importante.

Lo nuestro, muy brevemente, obedece a compromisos que habíamos asumido. Sabíamos, cuando integramos la lista del senado, que Marcos Carámbula, nuestro aliado allí, dijo que él estaba dispuesto a estar un tiempo al frente en el senado, pero no deseaba estar todo el período. Prefería compartirlo. Nosotros estábamos analizando que en un momento de la gestión en el Ejecutivo yo me iba a retirar. Estaba pensado para este escenario, pero la decisión que toma el Partido a partir del 31º Congreso, en nominarnos para el Comité Central y la decisión de éste que entendió que en esta coyuntura debía estar al frente de la primera secretaría, eso aceleró todo. Los compañeros sabían que si yo aceptaba la secretaría general era para dedicarme full time y como el MTSS me llevaba mucho tiempo, las dos cosas no las podía hacer.

No me fui con muchas ganas del Ministerio de Trabajo, porque había aprendido cómo hacerlo, y porque me gustaba la tarea que hacía también, pero esto no va en detrimento del orgullo y compromiso que siento al ocupar la secretaría general.

La automatización del trabajo es un gran desafío e incluso se habla de la reducción de la masa obrera. ¿Cómo lo ves?

Con una enorme preocupación. En la ciudad de ustedes, hace breves instantes luego de reunirme con los compañeros del PIT CNT, como me ocurrió ayer en Río Negro o anteayer en Colonia, casi todas las conversaciones terminan en el análisis de coyuntura, en los puestos de trabajo, y en la necesidad de generar políticas activas de empleo. Ahí nosotros estamos viviendo, en esta época, ese desafío de lo que está haciendo el avance de la revolución científica y de la técnica, como nunca, provocando cambios en el mundo del trabajo, con la automatización y robotización. Aquí importa muchísimo el dato estadístico del crecimiento o no del desempleo en Uruguay, pues en algunos casos estábamos acostumbrados que fuera transitorio o meramente coyuntural, pero hoy, en otros, cuando uno pone énfasis, vemos que hay destrucción de puestos de trabajo. Algunos empleos en determinadas áreas no los vamos a recuperar. Escuchá “Santa Marta” en la voz de Larbanois-Carrero y te emociona, generando aquello idílico del Uruguay que conocimos, pero ya está dejando de serlo. Pero te contrasta con la música, con la cultura que comenzamos la entrevista, interpretando la realidad que nos toca vivir al pueblo uruguayo. Y hay una cantidad de hombres y mujeres que escuchábamos la armónica del afilador, el que te rearmaba los colchones, oficios que fueron desapareciendo. Como eso otro tanto, en el Congreso Obrero Textil, el COT, de una docena de miles de puestos de trabajo en todo el país, a que hoy no ocupan más de mil, es un gran golpe. Hay oficios que están desapareciendo, sin embargo vemos que en un espectáculo público un dron anda volando y filma, y por tanto, eso ya genera trabajo concreto y merece quien lo repare y le haga mantenimiento. Desaparecen oficios pero aparecen otros, que son para muchos menos puestos de trabajo de los que estábamos acostumbrados. Es un gran problema.

 Es gravísimo. Y el problema es calificar el trabajo de la gente cuando estamos rodeados de multinacionales que les interesa la producción, nada más. Vos, como buen comunista que sos, sabés que un tema va encadenado con otro, así que, ¿cómo lográs calificar a los trabajadores, cuando la deserción estudiantil en secundaria es preocupante, o los bajos rendimientos, entre otros varios problemas que afectan a los jóvenes?

Yo no sé si los lectores nos creerán lo que estamos haciendo, pero a esta hora de la tarde ya pasé con la reunión con la central sindical, y estos temas que se van atando en la entrevista se fueron atando en la reunión. En un momento hablamos de constantemente estar apostando a la formación y capacitación, no nos podemos quedar. Debemos estar cada vez más activos para poder competir, o nos desplazan, y vamos a quedar al margen en el camino. Incentivar la educación desde la raíz misma. Como creamos seres críticos y autocríticos, como mejoramos de verdad la política de educación, como comprometemos más a la sociedad y no salimos intenten saber qué estamos diciendo nosotros cuando estamos reclamando presupuesto para la educación para obtener logros objetivos. También, desde los sindicatos reclamar a nuestros empleadores, una parte de los recursos, algunos de ellos tripartidos, para financiar capacitación, como tenemos en INEFOP. Parar tener los elementos nuevos de la innovación tecnológica que existe, e impedir que ella nos desplace luego de los puestos de trabajo.

 Ha existido un crecimiento económico en el país, pero hay una contradicción con el desarrollo sostenible. Podemos hablar de medio ambiente como de desarrollo humano, hoy hablamos de cultura… ¿Cómo lo ves tú?

Hay una polémica siempre presente en el movimiento obrero y en los partidos de izquierda, de cómo se puede tener más inversión y más desarrollo de los puestos de trabajo, generar más mano de obra y mano de obra, y todo eso se hace si dejamos la primarización de la economía y la producción, que sigue siendo por lejos lo más destacado del Uruguay. Somos un país netamente exportador de materia prima, y ahí insistimos con la posibilidad de crear puestos de trabajo. Mirá, nadie está hablando de estar a favor con las políticas de forestación, pero una vez que están ahí preferimos que no se los lleven con raíces y todo, y que algo quede para crear puestos productivos y genuinos en nuestro país. Eso empieza a generar un debate que convive con la defensa del medio ambiente, el sistema ecológico… Nosotros creemos que hay que generar una discusión. Además del requerimiento de la inversión productiva, tiene que venir un crecimiento y desarrollo tecnológico estable, que nos deje valor agregado, que los daños ecológicos queden minimizados.

 Con tu amplia experiencia, tanto en el PIT CNT, el Ministerio y el Partido Comunista, has visto los niveles salariales de los uruguayos. ¿Cómo ves tú que el 60% de los uruguayos ganan menos de 20 mil pesos? y… ¿Cómo ves la gran distancia del norte uruguayo, ajenos y ausentes de elementos culturales, deportivos, oportunidades?

Empiezo por lo último. Tal vez sea bueno no ser vendedor de humo. Nuestro gobierno, de la fuerza política de izquierda, que tiene por tercera vez el gobierno nacional, todavía no ha logrado resolver las grandes contradicciones de nuestra sociedad.

 No le han entrado a la oligarquía…

Es un problema de correlación de fuerzas…

 ¿Poder?

Ah sí. Pero es mi opinión, la de los comunistas. Cuando el FA en el 2004 se consolida en gobierno, ya llevábamos 174 años de gobierno de las clases dominantes. Solamente interrumpidos por algunas dictaduras que no han hecho más que consolidar esa brecha, y ahora, en doce años de gobierno, hay quienes nos interpelan y quieren que resolvamos todas las contradicciones. Entiendo que desde el punto de vista de una persona, el tuyo y el mío, doce años es mucho tiempo. Pero para la vida del país es poco tiempo, y todavía no con la mejor correlación de fuerzas. Yo puedo devolver con las preguntas, ¿el Uruguay está mejor o no que en el 2004? Nadie duda. ¿El Uruguay hoy ha cambiado la vida de los uruguayos o no? Yo soy del Uruguay que hacíamos colecta para comer un plato de comida entre los obreros. De ese Uruguay que un 24 de enero del 2002, cuando el termómetro marcaba 34 grados de temperatura y cien mil personas marchamos a Punta del Este en defensa de las instituciones y la democracia, para colocar 30 medidas que Jorge Batlle las obvió, y pocos meses después hubo una crisis muy importante.

Viví en el Uruguay con un 19% de desocupación, 34% de nivel de pobreza, 4% de indigencia… Nosotros cambiamos todo eso. Si, porque es hasta donde nos dan las fuerzas. Y así, si hoy fueran las elecciones, dicen las encuestas que tendríamos un 34% de los votos. Quiere decir que cuando una concepción de políticas dirigidas a un 75% de la población, todavía un porcentaje importante sigue sin pensar que la izquierda es la que puede solucionar esto, y votan por la derecha que generó esto en el Uruguay.

No hago críticas, pero no tenemos la correlación de fuerzas suficiente para genera los cambios.  Nosotros necesitamos seguir generando una conciencia de nuestro pueblo de que entienda que hay muchas más necesidades, y debemos seguir ampliando a nuestra fuerza política. Por otra parte, también la clase dominante lo sabe.  Y hace todo lo posible para generar, con los grandes medios de comunicación, desarrollar la teoría de que los uruguayos piensen de que son todos iguales. Y si son todos iguales, es lo mismo un partido que otro. Nosotros los comunistas no estamos de acuerdo con esto, y no estamos de acuerdo con que algunos de nuestros compañeros preparen un discurso diciendo que la democracia es alternancia… No, no, nosotros queremos construir el socialismo en nuestra patria…

Pero yo creo que hay que acumular desafíos, responder con soberbia, como si todos no estuviéramos trabajando para poner soluciones arriba de la mesa. Comparto contigo de que hay compañeros que creían que todo este proceso de cambios iba a ser más rápido de lo que es.

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