El semanario 20Once en su edición papel del día de hoy destaca el siguiente tema. “Solo quiero que se haga justicia, ya que colaboré con todo lo que sé y dije toda la verdad, aunque les digo que es difícil porque hay muchos policías corruptos que se encargan de avisar cuando le van a caer y se les paga por eso” dijo ante la Brigada Departamental Antidrogas de la Jefatura de Policía de Paysandú un hombre, arriesgando la vida al brindar información que, durante casi un año, permitió a esa unidad policial instrumentar tres operaciones que desmontaron una red de tráfico de venta de pasta, base, cocaína y marihuana que operó durante siete años desde Paysandú.
Entre los policías presuntamente corruptos, el hombre, al que denominaremos “Informante” para proteger su identidad y posibles represalias, identificó claramente por su apodo, fisonomía y dependencia donde prestaba servicio, a un efectivo al que vio “varias veces venir en un auto blanco de la comisaría a levantar la coima con otro más que no sé quién es”. Otro de los presuntos corruptos, identificado por “El Informante” con nombre completo y dependencia donde servía entonces “es pariente de los hermanos Heber Horacio, Walter y Alvaro Sosa Miralla (traficantes); y obviamente que sabe toda la movida y también les avisa” detalló el denunciante. “Todo lo que digo es que realmente es lamentable la gran corrupción que existe en la Policía pero todo lo que digo acá es verdad” subrayó el Informante.
Las operaciones “Veneno”, “Águila Blanca” y “Coyote” dejaron como saldo “bocas” de venta con recaudaciones varias estimadas en cientos de miles de pesos, el decomiso preventivo de vehículos y otros bienes, así y 19 procesados, incluyendo un escribano. No obstante, entre los procesados, no estaba ninguno de los policías plenamente identificados en la denuncia que originó éstos procedimientos; ubicados entre los más importantes del último año en el país.
El comienzo
Policías especializados, camuflados, con armas largas, cascos y chalecos antibalas, partieron de la Departamental Antidrogas en una camioneta, el vehículo blindado del GEO, un patrullero, y el camión del Servicios Anexos, Talleres y Obras (SATO) partieron a la hora 6 del 26 de marzo de 2015 rumbo a las tres casas ubicadas al fondo del barrio P3 que constituían los principales objetivos de la operación antidrogas “Veneno”, donde se domiciliaban, respectivamente, los hermanos Walter Sosa Miralla, alias “El Pato”, y sus hermanos Heber Horacio, “El Chocho” y Alvaro Lingo, “El Patito”, ya que fueran señalizadas –“marcadas” según el dialecto policial– por “El Informante” en su declaración efectuada el 26 de febrero del año pasado.

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