Dr. ENRIQUE MALEL
La verdad es que pensé mucho sobre escribir este artículo y luego sobre si lo publicaba, porque conozco el trabajo sacrificado de las ollas populares y la dedicación de los vecinos por cocinar, a fuego, todos los días y para todos, participando en múltiples tareas, desde conseguir el pan por donación del panadero del barrio hasta tener la pulpa de tomates o lo que sea.
No es justo, de ninguna manera y por ningún concepto que el Gobierno les dé un ultimátum para rendir cuentas sobre lo que realizan los uruguayos para alimentar a otros uruguayos, que muchas veces encuentran, en la olla, la única comida del día, para sí y para sus hijos.
Pero… siempre hay un pero, hay que “ver toda la jugada” que se inicia tiempo atrás, cuando el Ministro de Defensa se ofrece para que el Ejército pueda atender los comedores ante los paros docentes y naturalmente, también el tema de las ollas, desde ahí, ya intervino la política.
Para bien o para mal, pero intervino y desde ese momento las cosas deben verse con la lupa de un juego de ajedrez y lamentablemente los compañeros de la Coordinadora de ollas hicieron un mal movimiento, le erraron, se equivocaron, quisieron torcerle la mano al Gobierno, por lo que “entraron por el aro” o pisaron la cáscara de banana, como suele decirse.
El Poder Ejecutivo igualmente logró que la Coordinadora le proveyera los datos – que obvio es decir que ya los tenía, investigados, con actas y todo – y esos datos llegaron un día después del plazo, ya causado el perjuicio para el grupo, que no pudo resistir una decisión – ya adoptada de convocar al Ejercito para suplir lo que dejaban de hacer los vecinos unidos por la solidaridad.
En este caso la resistencia fue equivocada y perjudica la acción del movimiento, que debe rendir cuentas como cualquiera, de eso no me cabe duda.
Ahora actúa el Ministerio de Defensa, tal y como ofreció el Ministro GARCÍA hace unos días en Canal 12 para suplir los paros de los Maestros [no para suplir los días en que la Educación no provee alimentos, como los sábados, domingos y feriados] y de ahí a la cuestión de las ollas no había más que un paso y se dio.
Es peor aún, este “boniato” llega en el peor momento político de la torre ejecutiva, en cuyo piso cuarto se hacían acuerdos económicos y entregas de pasaportes de rusos (uruguayos) falsificados, bajo la atenta gerencia del Jefe de custodias del Presidente de la República, megaescándalo que ocurre cuando aún no estaba superado el del pasaporte exprés de MARSET, que logró salir de una cárcel extranjera, en la que se hallaba – justamente – por falsificar un pasaporte paraguayo.
Con este error, el Ejecutivo logró que la opinión pública le aflojara las púas por unos días y pudo hablar de otra cosa, marcando agenda, en una situación de máximo desprestigio y de inusitada gravedad institucional.